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Contra la marea, mujeres en ciencia y conservación

Detrás de múltiples historias de éxito en conservación, se encuentran mujeres líderes, empoderadas, valerosas, resilientes, y luchadoras; con un corazón ferviente lleno de sueños infinitos que, día a día, construyen un mundo mejor.


En un mundo impulsado por avances científicos y tecnológicos, la participación de las mujeres en estos campos es esencial para abordar los desafíos globales que enfrentamos. Uno de ellos es sin duda la protección y gestión sostenible de la naturaleza.

La conservación efectiva no es posible sin el involucramiento activo de mujeres. Sus voces, valores, experiencia, conocimiento, liderazgo y resiliencia son cruciales para abordar la crisis climática y de la pérdida de la biodiversidad. Desde la diversidad es posible encontrar nuevas perspectivas y soluciones.

No obstante, la igualdad de género en los campos de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés) todavía es muy incipiente y preocupante. De hecho, una investigación publicada por Cambridge University, reveló que muchas mujeres son excluidas en el acceso, uso y toma de decisiones vinculadas al manejo apropiado de los recursos naturales y la vida silvestre.

Cuando las mujeres lideran esfuerzos de conservación, se obtienen más indicadores de éxito vinculados con la solidaridad, empatía, equidad, cumplimiento de leyes, y restauración ecológica, por nombrar algunos. Desafortunadamente, y por si lograr la protección de la naturaleza no fuera un reto sumamente grande por sí solo, varias mujeres también deben luchar con prejuicios, discriminación, amenazas, acoso e incluso violencia.

El equilibrar la balanza de genero va más allá de ser un derecho humano incuestionable. Las mujeres y los hombres experimentan e interactúan con sus entornos naturales de forma diferente. Por lo tanto, sus necesidades, roles, responsabilidades y expectativas no son las mismas.

Desde BirdLife International, nos llena de orgullo saber que detrás de múltiples historias de éxito en conservación, se encuentran mujeres líderes, empoderadas, valerosas, resilientes, y luchadoras; con un corazón ferviente lleno de sueños infinitos que, día a día, construyen un mundo mejor.

Hoy, en el Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia, celebramos el papel crucial que desempeñan las mujeres dentro de nuestra comunidad.

Inspírate con testimonios y pensamientos de mujeres de nuestra bandada de las américas,
que destacan por su dedicación y contribución a la ciencia y la conservación.

Danielle Ethier – Científica de Poblaciones de Aves, Birds Canada (Canadá)

Trabajar como científica en el campo de la conservación significa que tengo la oportunidad continua de sentir curiosidad, hacer preguntas y buscar respuestas a preguntas significativas que tienen el potencial de influir en la forma en que abordamos la conservación del mundo natural. No hay mejor manera de pasar el día a día que trabajando para lograr resultados que beneficien la conservación de la biodiversidad en Canadá y más allá.

En retrospectiva, elegí a la ciencia porque tenía un consejero en la escuela secundaria que cultivaba mis fortalezas en lugar de centrarse en mis debilidades. Cuando me preguntó cuál era mi pasatiempo favorito y le respondí “acampar”, y él me animó a estudiar Biología. Hasta ese momento, no me habían animado a pensar más allá de la escuela secundaria o en cómo podría combinar mi pasión por la vida al aire libre y mis fortalezas en matemáticas y ciencias con una carrera. Fue este mentor (y varios después) el que me llevó por el camino de convertirme en científica.

No vengo de una familia con educación universitaria. Mis padres aprovecharon al máximo los recursos limitados y aprendí de ellos el valor de una sólida ética de trabajo. Esto significó que tuve que financiar mi propia educación superior mediante becas, préstamos y trabajos de verano. Sufrí mucho el síndrome del impostor al comenzar la universidad. Sentí que no pertenecía y que no tendría éxito. Estos desafíos no son exclusivos de mí, sino que los enfrentan muchos estudiantes, especialmente aquellos que provienen de hogares de bajos ingresos o de clase trabajadora. A través de esta experiencia aprendí que pedir ayuda (financiera, intelectual o emocional) no es admitir una derrota o fracasar, sino una prueba de coraje y determinación para triunfar.

El equilibrio entre la vida laboral y personal es difícil para todos los trabajadores, especialmente para aquellos con familias jóvenes. Las mujeres suelen asumir una parte desproporcionada en lo que respecta a la crianza de los hijos, mientras intentan perseguir sus ambiciones profesionales. He aprendido a no esperar el 100% de mí mismo en ambos lados de la ecuación vida-trabajo, ya que esto crea una meta inalcanzable y unas expectativas poco realistas de uno mismo.

Ser miembro de BirdLife significa ser parte de una comunidad científica más grande que trabaja por los mismos objetivos de conservación. Las aves no ven fronteras geopolíticas y, por lo tanto, nuestras iniciativas de investigación y conservación deben tener un alcance cada vez más internacional. BirdLife ofrece mejores oportunidades para colaboraciones internacionales que, en última instancia, ayudarán a guiar la conservación de la biodiversidad global.

No hay obstáculo que no puedas superar ni objetivo demasiado grande para alcanzarlo. A menudo, nuestra mayor barrera para el éxito son nuestras propias dudas. Recuérdate a ti mismo diariamente que eres tan merecedora y capaz como cualquier otra persona. Todos los desafíos de la vida son superables si se dividen en sus componentes y se abordan cada uno de ellos de forma secuencial. ¡Inspira! Sea esa persona que inspira a otras a alcanzar su máximo potencial. No hay mayor regalo que ver a otros triunfar y desarrollar su propia confianza en sí mismos.

Danielle Ethier – Científica de Poblaciones de Aves, Birds Canada (Canadá)


Priscilla Santos – Oficial de Política y Campañas, Nature Canada (Canadá)

Trabajar en ciencia y conservación significa que trabajo en un campo que me importa, con cosas que me importan. Me desconcierta que muchos de nosotros vivamos actualmente de una manera que explota y destruye la misma naturaleza de la que dependemos para vivir. La desconexión es alarmante. La buena noticia es que hay maneras de vivir en armonía y respeto a la naturaleza, y yo tengo un papel que desempeñar para que esto suceda.

Decidí trabajar en ciencia porque me gusta entender, o al menos tratar de entender, cómo funciona la vida. Crecí en una isla tropical y siempre me ha fascinado y asombrado lo vibrante que es la vida sobre y bajo el agua. Sin embargo, también fui testigo de ampliaciones portuarias, expansión urbana y contaminación de todo tipo, por nombrar algunos. Ver cómo se atentaba contra esa vida rica me hizo darme cuenta de que tenía que hacer algo al respecto. Entonces me convertí en bióloga para estudiar la vida y ayudar a protegerla y restaurarla.

Creo que el mayor desafío para convertirme en científica de la conservación es la falta de oportunidades accesibles. La financiación para la investigación es escasa y, a menudo, insuficiente. Conocí personas increíbles, competentes y muy apasionadas que “exprimieron leche de las piedras” –como decimos en Brasil– para poder continuar con su trabajo. Si bien esto tienen sus méritos, no debería ser tan difícil. Especialmente considerando lo urgente y crucial que es comprender y trabajar para salvaguardar las especies, los ecosistemas y las dinámicas ecológicas frente a un clima que cambia rápidamente.

Personalmente, mi mayor desafío al seguir una carrera como científica conservacionista llegó después de graduarme. Durante mi licenciatura realicé dos proyectos de investigación como parte de un proyecto mucho más grande centrado en comprender la ecología del movimiento de los jaguares en el Pantanal brasileño. Pero después de graduarme no pude encontrar un trabajo inicial razonable en este campo. Una vez más, la accesibilidad fue un problema: los salarios bajos o nulos y los requisitos controvertidos son una realidad que debe cambiar. Finalmente postulé y obtuve con éxito un programa de maestría totalmente financiado en Ciencias y Políticas Ambientales que me presentó la oportunidad de explorar más a fondo la conservación basada en la comunidad y sumergirme en el mundo de las políticas de conservación.

Ahora que trabajo con la política federal de conservación, creo que el mayor desafío para mí es afrontar la urgencia de las transiciones socio ecológicas hacia una forma de vida más saludable en beneficio tanto de los humanos como de los no humanos, pero a pesar del lento ritmo general del cambio. Ha sido un gran viaje de aprendizaje con avances y reveses a lo largo del camino. El cambio de políticas es lento, pero cuando se hace correctamente, puede producir resultados significativos con impactos duraderos. Trabajo para ayudar a materializar impactos positivos y duraderos.

BirdLife me ayudó a comprender mejor (y experimentar) la importancia de la colaboración y el compromiso público. Estuvimos en la COP15 para impulsar el cambio, donde no solo representamos, sino que también trajimos con nosotros las voces de personas que también quieren ver cambios positivos para la naturaleza en el escenario global.

“Una vez estuve en un evento donde una persona sabia dijo algo como: “Si estás haciendo este trabajo, no es por accidente. La naturaleza te llama y tú la escuchaste. Ahora tienes una misión”. Instantáneamente tuvo sentido para mí. Si la conservación te habla al corazón, ¡confíe en tu instinto y hazlo! No siempre es fácil, llegar de A hacia B no siempre sigue una línea recta, pero si esta es tu vocación, créeme, encontrarás el camino.”

Priscilla Santos – Oficial de Política y Campañas, Nature Canada (Canadá)


Tatiana Santander – Subdirectora de Conservación, Aves y Conservación (Ecuador)

Es un privilegio poder generar información, tener conocimiento y entendimiento de la biodiversidad y los procesos que pasan en la naturaleza. Este trabajo no es aislado y poder colaborar con otros científicos, me ha brindado experiencias únicas y enriquecedoras. No solo para mi vida profesional sino también me han hecho crecer como persona. Además, tener la oportunidad de usar esa información basada en la ciencia, aplicarla en la conservación y compartirla con el público en general, no tiene precio.

Yo escogí estudiar Biología porque siempre sentí admiración y tuve un vínculo muy cercano con la naturaleza desde niña. A pesar de tener miedo a varios organismos (e.g. arañas, mariposas nocturnas, serpientes, entro otros) también quería saber qué hacían, dónde vivían y es esa curiosidad un motor para la ciencia.

Tenemos muchos retos al ser mujeres en carreras de ciencia. Para la mujer es más difícil completar una carrera y mantener un equilibrio en el trabajo con hijos o familia. En mi caso siempre hice trabajo en el campo y tuve que desempeñarme en un medio principalmente con participación masculina. Lastimosamente muchas veces nos sentimos vulnerables, ya que el tema de seguridad siempre ha sido preocupante. Igualmente existe el desafío de ser escuchadas y valoradas, y que nuestras decisiones sean tomadas en cuenta.

Los desafíos todavía se mantienen. Tal vez algunos en menor medida que antes. El poder mantener un liderazgo demanda trabajo constante, ya que como mujeres tenemos más tareas y menos credibilidad, lo que también se refleja en el reconocimiento tanto profesional como económico. Sin embargo, también hay satisfacciones y me emociona que cada día es diferente. Cada salida hay nuevas sorpresas y siempre hay algo nuevo que aprender y que hacer.

Me siento muy orgullosa de trabajar en el 4to país en el mundo con mayor diversidad de aves y estar en la posición de generar propuestas para su conservación, tomar decisiones y trabajar junto a otras mujeres en un ámbito regional y global como es el de BirdLife. De esta manera podemos compartir experiencias y multiplicar los impactos a una escala más amplia.

“Los desafíos y fracasos siempre van a estar. Lo importante es seguir adelante y aprender de ellos. Definir claramente nuestro rol y nuestras motivaciones. Saber que no estamos solas y que podemos trabajar con el apoyo de otras personas. Creer en nosotras, en que podemos marcar la diferencia y que mientras más mujeres se involucren en la ciencia, mejores serán los resultados de ésta.”

Tatiana Santander – Subdirectora de Conservación, Aves y Conservación (Ecuador)


Claudia Macías – Subdirectora de Conservación, ProNatura Sur (México)

El trabajar en ciencia es una oportunidad magnífica de innovar, proponer, buscar respuestas y llevarlas a la acción. Trabajar en conservación se ha convertido en una pasión y una misión en mi vida. Sé que lo que hago contribuye con la naturaleza y con la gente.  Eso me llena de satisfacción y plenitud. Elegí una carrera en ciencia porque quería contribuir con conocimientos, acciones y resultados que beneficien a la vida silvestre, a la gente y al planeta.

Para convertirme en científica tuve que afrontar varios desafíos. Consolidar mi formación, estudiar, prepararme para tener las habilidades necesarias. Aprender otro idioma para comunicarme con el mundo. Toma tiempo, pero no me ha parecido complicado. Todas las mujeres tenemos la capacidad de lograr esto y más.

En mi día a día, enfrento varios retos. Saturación de agendas, aprender a comprender y a comunicarme apropiadamente con diferentes audiencias, desde las comunidades indígenas hasta las esferas políticas. Articular ecología con economía. Medir los impactos reales de lo que hacemos.  

Gracias a BirdLife he podido expandir mis experiencias y conocimientos, fortalecer lazos de colaboración, generar oportunidades de aprendizaje y difundir lo que hacemos a escala mundial.

Atrévete a soñar. A ir por las metas más altas que desees. No hay mayor límite que, el que nosotras mismos nos ponemos. Confía en ti. Tienes la capacidad total de lograr lo que te propongas. Si te caes, aprendes mucho. Te levantas y vas por más.

Claudia Macías – Subdirectora de Conservación, ProNatura Sur (México)


Fabiaba Benítez – Coordinadora de proyectos del programa Conservación de Sitios, Guyra Paraguay (Paraguay)

Para mí, el trabajar en ciencia significa tener la consciencia de que lo que hago hoy, tiene un efecto seguro y positivo para las especies y sus hábitats.

Elegí una carrera en ciencias porque cuando era niña siempre estuve en contacto con la naturaleza. Lo que nos marca de niños nunca se separa de nosotros y eso creó la pasión que hoy día tengo por mi trabajo y lo que hago.

Para llegar a ser lo que soy he tenido que atravesar varios obstáculos. Yo acompaño a que los hallazgos de los científicos, a los que acompaño, puedan ser la base de las iniciativas de conservación de la biodiversidad. No es fácil iniciar y continuar en una profesión con prejuicios sobre mujeres trabajando en áreas protegidas y la biodiversidad, vinculados a que no podemos cumplir los estándares. Sin embargo, me han inspirado muchas otras mujeres que fueron creando los primeros caminos en ciencia y conservación.

Los desafíos que afronto principalmente tienen que ver con el manejo del equipo de trabajo para seguir motivándolos ante las amenazas a las áreas protegidas; donde también peligran nuestras propias vidas.

Gracias a BirdLife entendí cómo catalizar las acciones de conservación. Ser parte de BirdLife es como estar en una gran escuela donde aprendemos unos de otros. Las acciones tienen un impacto triplicado y los esfuerzos son mejores direccionados, ya que se trabajan en diferentes niveles.

“Si bien se dice mucho acerca de los peligros y lo difícil que es trabajar en ciencia y conservación, nunca se queden solo con las primeras opiniones. Si les interesa proteger la naturaleza, lo primero que deben aprender es que siempre será tu mejor aliada y el miedo es solo una cortina o antesala a la aventura más grande de tu vida. Vivir protegiendo la biodiversidad siempre te traerá resultados gratificantes: no solo para una misma, sino también para tus próximas generaciones.”

Fabiaba Benitez – Coordinadora de proyectos del programa Conservación de Sitios, Guyra Paraguay (Paraguay)


Camila Dávila – Coordinadora del Proyecto KBA en Perú y Conserva Aves, ECOAN (Perú)

Trabajar en ciencia y conservación es algo lindo porque a pesar de todos los desafíos, los logros contribuyen al planeta, y no solo a uno mismo. Veo que lo que hago suma a conservar la naturaleza, y hasta una pequeña acción puede ser muy importante para una especie. Trabajar en ciencias y conservación es muy gratificante. He conseguido gran parte de los sueños que tuve de niña. Cada viaje a campo es como vivir esos documentales, ¡solo me falta llegar a África y Australia!

A los seis años me gustaba mucho ver Animal Planet al Extremo y documentales de naturaleza que despertaron mi interés por estudiar la naturaleza. Al inicio pensé que era algo que veían los veterinarios, pero luego supe que existía la carrera de biología y eso es lo que quise ser. Nací y crecí en Chiclayo (al norte de Perú), siempre me gustaba ir a campo y la playa. También viví un par de años en unas montañas del Cusco. Cuando viajaba con mi familia me gustaba caminar en el bosque y ver animales. Creo que desde ahí supe que quería estudiar una profesión con la naturaleza y persistí hasta conseguirlo.

Durante la formación universitaria, muchas personas no ven a las ciencias como una carrera con futuro o con oferta laboral. En esos años la mayoría de las personas se especializaba en ciencias de la salud o microbiología. Éramos muy pocos los que queríamos botánica y zoología.

Por otro lado, muchas personas dudan sobre tus capacidades para hacer cosas, sobre todo te comparan con hombres, y si hay trabajos grupales les dan el crédito a los chicos. Ven a las mujeres como acompañantes o asistentes. A pesar de que tuve profesores y profesoras, también vi que la mayor parte de los que tenían posgrados eran varones, las mujeres se forman, pero tienen que atender a sus familias.

También hubo desafíos económicos. Es muy difícil costear a cursos especializados. Estudiar ciencias no es barato. Necesitas equipos, viajar, ropa especial en algunos casos, pero a pesar de que no es un área que recibe mucho apoyo, existen becas. Gané dos importantes. Una para un curso de tres meses en la estación biológica de Cocha Cashu y otra para estudiar mi maestría en ecología en Brasil.

La parte de estudiar la carrera es lo fácil, lo difícil es cuando egresas y buscas desenvolverte y seguir desarrollándote. A veces es difícil encontrar ofertas laborales a comparación de otras carreras más “clásicas” o en tendencia. Mi familia siempre me apoyó, pero uno llega a escuchar comentarios o sugerencias como de estudiar una segunda carrera. Afortunadamente, veo que ahora hay más oportunidades no solo en ciencias, sino también dirigidas a mujeres.

A un hombre la gente lo escucha y no los cuestionan, pero a las mujeres nos cuesta ser escuchadas. Cuestionan nuestras capacidades, y solo nos prestan atención luego de demostrar grandes resultados. A veces también me subestiman por la edad, pero lo tomo como un reto.

BirdLife me ha abierto las puertas a enfrentar nuevos retos y participar en proyectos que hace unos años no pensé que podría asumir. Me ha motivado a buscar soluciones, desarrollar capacidades y alcanzar resultados increíbles. También me ha ayudado a conocer más gente que trabaja en conservación.

“Te vas a encontrar con muchos desafíos, pero con esfuerzo se pueden superar. No dejes que nadie te diga que no puedes ser científica o hacer cosas importantes por la naturaleza. Ver tus resultados y los cambios que puedes hacer por el planeta te inspirarán a seguir adelante.”

Camila Dávila – Coordinadora del Proyecto KBA en Perú y Conserva Aves, ECOAN (Perú)


Yvonne Arias – Directora Ejecutiva, Grupo Jaragua (República Dominicana)

Trabajar en ciencia y conservación es una gran satisfacción porque siento que cumplo con un compromiso moral y ético. Siento que me apego a mis principios. Que contribuyo a devolver lo que he recibido como ciudadana. Es muy gratificante cumplir con la responsabilidad de contribuir con la justicia y la equidad social, para sentar las bases de un legado a presentes y futuras generaciones. He tenido la oportunidad de trabajar por la conservación y la defensoría, basada en ciencias, y he podido influir en varios niveles para la toma de mejores decisiones. 

Nací en el campo y tuve contacto con la naturaleza cada día de mi vida. Luego en la ciudad añoraba los días en el campo y fui niña exploradora. Como joven tenía muchas inquietudes sobre la necesidad de alcanzar la equidad social y decidí estudiar pedagogía para enseñar biología y química, con la intención de conquistar adeptos para la causa, pero sentí que me faltaba algo, que era el trabajo de campo. Me decidí por trabajar con reptiles y anfibios en el Museo Nacional de Historia Natural, donde llegué a ser Curadora de Reptiles. Luego pasé a ser profesora universitaria, desde donde he seguido con mi camino en ciencia y conservación.

He afrontado varios desafíos. Tuve que trabajar antes de entrar a la universidad y viajar en autobús desde mi pueblo, con escasos recursos económicos. Cuando escogí la carrera de pedagogía, quienes me conocían me dijeron que debía estudiar una carrera diferente. Cuando me gradué y empecé a estudiar biología, se me cuestionaba por qué, si esa carrera no pagaba ni remotamente bien. Además de que, al estar enamorada de los viajes de campo, también se me cuestionaba por ser mujer. Ser herpetóloga, era todavía más difícil. Explicar por qué anfibios y reptiles, además de que los trabajos de campo eran duros.

Los retos que afronto en el día a día está relacionados principalmente con desarrollo no sostenible, sobre todo en lugares de alta diversidad biológica y fragilidad. Tratar de explicar y convencer a tomadores de decisiones que es imprescindible conservar los recursos naturales en un pequeño estado insular en desarrollo, compartido con Haití, frente al cambio climático y la crisis de la pérdida de la biodiversidad es complejo. Estoy de acuerdo con el desarrollo, pero sostenible.

BirdLife ha contribuido muchísimo, desde antes de ser socios y al participar activamente en el EXCRA de Las Américas y en el Consejo Global (durante cinco años). Hemos podido aportar información y criterios de IBAs y KBAs; que han sido identificadas y colocadas en el ámbito nacional como denominaciones claves para conservar sitios cruciales. Hemos podido contribuir con socios que enfrentan problemas similares y hemos sido apoyados.  También hemos sido actores en la elaboración de estrategias regionales y globales, que aterrizamos en el nivel local. El compartir experiencias con socios ha enriquecido la visión de conservación y ha sumado muchos colegas y amigos muy valiosos como científicos, conservacionistas y seres humanos.

“Conocer la naturaleza es clave para amarla y defenderla, lo que produce una satisfacción incalculable y un gran orgullo. Si asumimos el compromiso, desde chiquitica hasta viejita, es todavía más gratificante y productivo. Al hacer camino al andar, podemos corregir errores, mejorar y ver los resultados.

Así no se entienda en un inicio por qué nos dedicamos a la ciencia, hay que continuar sin dar ni un paso atrás ni para coger impulso. Hay que ser más resilientes ante los obstáculos. Si nos califican como raras, intransigentes o rebeldes (a pesar de que reconocen que somos meritorias, admiradas y respetadas), debemos tomarlo con ánimo para continuar con más fuerzas.

¡Adelante niñas y mujeres de ciencia. Necesitamos la ciencia y ella nos necesita!”.

Yvonne Arias – Directora Ejecutiva, Grupo Jaragua (República Dominicana)


Daniela Schossler – Coordinadora de la Alianza del Pastizal, Aves Uruguay (Uruguay)

Para mí trabajar en ciencia y conservación es algo genuino, diario. Una misión de vida. Mi trabajo hoy está muy relacionado con mis valores, principios y creencias. La naturaleza es un regalo divino, la tenemos que cuidar y mi lema personal es: trabajar a favor de la naturaleza.

Soy nieta e hija de ganaderos. Siempre me gustó el campo y todas las posibilidades que la Ingeniaría Agronómica me permitió acceder. Desde niña me gustaba estudiar, hacer lindos resúmenes y, sobre todo, conocer, ir a fondo y entender de manera más holística el paisaje. Recuerdo, cuando niña, dibujaba innumerables veces un cerro que teníamos en frente de la casa de la estancia. Sus líneas, sus árboles. Era como un intento de entender el porqué de las cosas.

En mi época de facultad había mucho menos mujeres y menos aun trabajando con grandes culturas o producciones. Tuve que hacer muchas pasantías, varias voluntarias. Fueron 2600 horas en una estación científica, además de la facultad. Un eterno soy eficiente. Fui emprendedora. Tenía una empresa de proyectos paisajísticos. No fue fácil tomar la decisión, 6 años después y ya estabilizada financieramente, el volver a ser estudiante. Fue, como menos, una decisión dolorosa. Volver a ser becaria, depender de cierta forma de mis padres hasta volver a encontrar el camino deseado luego de mi posgrado. El tener títulos que nadie nos saca, son nuestros logros. Cuando fui a trabajar en la ganadería y conservación, tuve que afrontar algunas travas. Creo que ser del campo, comunicativa y buscar incentivos a la producción, me facilitaron el camino.

Soy de Brasil, pero vivo y trabajo en Uruguay en el campo desde hace cinco años, en una empresa ganadera de los abuelos de mi marido. Tengo dos hijos y uno va a escuela rural. Contar esta vivencia (que todos saben cuán desafiante es) valida mi trabajo. Me hace entender muchas cosas y torna todo bastante más fácil. Mis desafíos hoy no son profesionales. Tienen mucho más que ver con la falta de estructura de enseñanza y actividades a niños rurales. Esto me hace volver a la ciudad con nuestros hijos constantemente, lo cual los aleja de su padre y el campo.

Tengo un cariño especial por BirdLife Internacional. En 2014 me posibilitó reconectar, a través del apoyo a ciencia, con mi sueño de apoyar a la actividad ganadera de forma sostenible. Me permitió seguir conservando nuestro ecosistema y cultura gaucha. Fui invitada por el coordinador de Brasil a liderar la aplicación de una metodología de evaluación de servicios ecosistémicos en los campos naturales de los miembros de la Alianza del Pastizal en los cuatro países y logré transformar eso en mi tesis de maestría y luego de doctorado. Esta investigación logró desarrollar mucha información científica, utilizando herramientas como el Índice de conservación del Pastizal, secuestro de carbono del suelo, percepción de los ganaderos y amenazas de esa actividad. BirdLife financió la parte de campo de mi investigación y hoy veo cuan vanguardistas fueron al desarrollar, junto a Universidad de Cambrigde y otras instituciones, una metodología como TESSA, que hoy es lo más moderno.

“Sigan firmes en sus propósitos y creencias. Entreguen en todo, siempre, lo mejor que puedan. Con ética y valores firmes. Estudien y escuchen mucho más de lo que hablan. Posiciónense cuando tengan propiedad. Trabajen con lo que les haga felices y no se dejen influenciar por opiniones distintas a las de su corazón. Vivir en el campo es fabuloso y necesario en los días actuales y futuros. No tengan miedo de arriesgar cuando sientan que están en el camino correcto. Tengan alguien al lado que les apoye, valore e impulse. Si pueden, tengan familia e hijos. Ellos son el sentido de la vida y tus acciones, son la semilla para eternidad. ¡Piensen en grande!”

Daniela Schossler – Coordinadora de la Alianza del Pastizal, Aves Uruguay (Uruguay)


Eliana Fierro – Oficial de Proyectos de Conservación Internacional, American Bird Conservancy (USA)

Trabajar en ciencia y conservación es a la vez inspirador y desgarrador. Parte de mi trabajo diario es interactuar con personas maravillosas que hacen todo lo posible para proteger las aves en peligro de extinción y sus hábitats. Me encanta escuchar sus historias y saber cómo ellos y sus organizaciones crecen y evolucionan, pero también nos enteramos a menudo de que las amenazas a ciertas aves están aumentando, o que hubo menos individuos de una especie en el estudio más reciente. Eso ha sido un shock para mí. Sin embargo, me di cuenta de que si dejo lo que estoy haciendo, tal vez otras especies estarían en la misma situación. Supongo que puede ser un poco triste cuando lo miras de esa manera, pero lo encontré desafiante y gratificante.

Cuando era más joven, me gustaba estar al aire libre. Solíamos ir a pescar con mis padres, tío(as) primos(as), y hermanos el fin de semana a Salento, en los Andes centrales de Colombia. Acampábamos y caminábamos. Fue muy divertido, pero nunca se me ocurrió que podría ganarme la vida estudiando la naturaleza. ¡No sabía que la biología era una carrera! hasta que mi hermana mayor empezó a estudiarla. Así que se podría decir que fui influenciada por ella. Cuando estaba en la escuela secundaria, solía leer artículos científicos que ella compartía conmigo y solía vigilar a las moscas de la fruta que a veces traía a casa. En ese momento de la vida, también sabía que no quería tener un trabajo que requiriera un horario estricto de 9 a 5, en una oficina, por el resto de mi vida. Supongo que fue un poco de esto y un poco de aquello.

He tenido mucha suerte. Mi familia me ha apoyado mucho y en el camino he conocido a personas maravillosas de las que he aprendido. He pasado mi vida profesional rodeada de mujeres en la mayoría de las organizaciones y equipos en los que he sido parte. He formado parte de equipos compuestos en su mayoría por mujeres científicas. Han sido una gran inspiración y apoyo. Sin embargo, también he afrontado situaciones desafiantes e incómodas. Hubo muchas ocasiones en las que me menospreciaron porque era una mujer joven que trabajaba en el campo y en la conservación, y como latina me resultaba difícil encontrar oportunidades fuera de mi natal Colombia. Estoy segura de que muchas personas han pasado por esto. Solicité muchos trabajos temporales y universidades antes de poder comenzar a trabajar internacionalmente. Estoy muy agradecida por ese primer trabajo de temporada y al profesor que lo hizo posible.

¡Trabajar con personas es difícil! Y sé que esta es una afirmación peculiar, pero es verdad. Especialmente en la ciencia, siento que a veces las personalidades, los hábitos o los egos de las personas obstaculizan la conservación. Es por eso por lo que personalmente trato de ser muy honesta y generar confianza con nuestros socios para que podamos tener una conversación abierta y llegar a acuerdos para trabajar en beneficio de las aves que tanto amamos.

Un beneficio de que American Bird Conservancy sea parte de BirdLife ha sido nuestro liderazgo y participación en Conserva Aves; que ha ayudado a financiar varios proyectos en Colombia en los que estoy involucrada. Con esta iniciativa, ha sido muy gratificante poder apoyar a varios socios colombianos en la creación y expansión de áreas protegidas subnacionales para conservar aves. Otro beneficio es la red de socios, en América Latina y a nivel mundial, con los que podemos comunicarnos cuando tenemos preguntas sobre la conservación en diferentes países, o cuando estamos interesados en iniciar un proyecto en un país y queremos comprender mejor la situación en territorio. Es fantástico tener una red de organizaciones con ideas afines con las que podemos contar en BirdLife.

“Temo que suene a cliché, pero estos son algunos consejos que han sido importantes para mí en mi carrera profesional. No tengas miedo de aprovechar oportunidades nuevas y desafiantes que te ayudarán a crecer. Estar dispuesta a aprender de las personas y de las situaciones. Ten confianza. No siempre acertarás, pero ser mujer o ser joven no significa que estés equivocada. Habla. Tu voz y tus experiencias personales importan.”

Eliana Fierro – Oficial de Proyectos de Conservación Internacional, American Bird Conservancy (USA)


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