Comandante Andresito: un corredor entre el bosque, la comunidad y las políticas locales en Argentina
En el extremo norte de Misiones, dentro del Bosque Atlántico, el municipio de Comandante Andresito se ha convertido en un referente de cómo la conservación puede surgir desde el nivel local.
Junto con nuestro socio nacional Aves Argentinas, con apoyo técnico de BirdLife International y financiamiento de la Fundación Hempel, el Corredor Andresito demuestra que es posible integrar la conservación del bosque en la planificación del uso del suelo como un activo para el desarrollo comunitario.
Una política local que reconoce el valor del bosque
El municipio ha dado un paso innovador al diseñar y aprobar una ordenanza local que convierte la conservación en una decisión económicamente viable. A través de incentivos fiscales, se otorgan exenciones tributarias a quienes mantienen bosque nativo en sus propiedades, reconociendo su valor ecológico y motivando a los productores rurales a protegerlo. Como resultado, la conservación deja de ser vista como una restricción y se consolida como una política pública legítima que beneficia a toda la comunidad.

Una red social y técnica que sostiene el corredor
Más allá del marco normativo, el éxito del corredor se refleja en la diversidad de actores que lo hacen posible. En 2024, se establecieron acuerdos voluntarios con nueve productores, permitiendo la conservación de más de 480 hectáreas de bosque.
El vivero de la Reserva El Puente Verde incrementó su producción a más de 6.500 plantines de 43 especies nativas, mientras que la instalación de 11 cámaras trampa y el lanzamiento de una plataforma de ciencia ciudadana en iNaturalist fortalecen el monitoreo y la participación social.
Esta red de acciones combina prácticas productivas con restauración adaptada a las condiciones locales, y está conformada por técnicos, docentes, agricultores, guardaparques, jóvenes y líderes comunitarios, todos comprometidos con la conservación del Bosque Atlántico en Andresito.

Lecciones para la región
Este proyecto demuestra que los corredores ecológicos no son solo espacios de conectividad biológica, sino también procesos sociales, legales y colectivos que requieren visión de largo plazo. Su modelo ofrece valiosas lecciones para otros municipios de Misiones y de la región: con incentivos claros, apoyo técnico y una narrativa compartida, la conservación puede consolidarse como parte del futuro de un territorio.
